lunes, junio 23, 2008

Ida y vuelta en un suspiro

Estoy frente a una pantalla que en esta noche me brinda luz a las dos de la mañana, una luz extendida a lo profundo de unos ojos redondos y opacados por el tiempo, que aquí me acompaña. Es una noche mas, una noche que me abriga con su frio y me reclama el humo en mis manos, una noche recordada por el tiempo que no me vio pasar.
Y es que he regresado a estas letras que no son más que mi refugio, a estas letras que no hacen más que mirarme con una desconfianza que ni yo mismo desearía, me grita, me lastima, no me conoce y soy ahora, un ser extraño, un alma diferente, un espejo falso.
Vivo en día a día consiente del duelo que vivo a cada segundo, de las miles de muertes que pasan en nuestras vidas cada vez que los segundos, minutos, horas y días, mueren para no regresar.
Siento miedo, no sé qué escribir, el frio elegante de esta terraza no sabe lo que hago, nadie me reconoce, nadie. Pero ella me ve, a escondida y resentida me ve, está en lo alto, en medio de nubes opacas y espesas.
Mientras el cigarrillo se consume por el viento, yo recuerdo sentimientos confusos guardados a candado en mi corazón, sentimientos que esta oscuridad en la que me encuentro no me permite ver ni sentir.
En el silencio total de este lunes joven, mis pensamientos se callan para poder escuchar al viento que corre sin mirar atrás, este viento que murmura nombres, que me murmura recuerdos, que me murmura silencios, este silencio que no me deja escribir, este silencio que me tiene esperando y esperando en un tiempo en donde no existe reloj, no existe esperanza, no existe justicia.
Seguiré caminado, seguiré volando, siempre seguiré, a la espera de lo que me hace falta, a la espera de ese conformismo del que no conozco y ese espacio en mi corazón que espera ser llenado, de eso que no se con exactitud, que simplemente….
no sé.