miércoles, julio 29, 2009

. . . . . .

Acaso crees que mis pies tiritan de soledad?
Acaso me encontraste sin haberme perdido antes?
Acaso me encontraste porque solo andabas por ahí?
Acaso me llamas sin haberme cerrado antes?
Acaso te arropas con mis suspiros?
Acaso no me llegas a escuchar mientras escribo?
Acaso no te cansas de vivir en tu mundo perdido?
Acaso podrás llegar a la hora de mi partida?
Acaso podrás alcanzar el vuelo cancelado a la entrada del presente?
Acaso me llegas a entender en lo que pretendo escuchar?
Acaso podrás llenar mis cabales de presente?
Acaso serás suficiente para entender a este corazón?
Acaso podrás ser lo que quiero en mis canastas?
Acaso podrás ser tú. . Sin necesidad de ser para mí?
Quien me manda a ser adicta a tu pasado que se ha vuelto mi presente?
Quién te manda a interrumpir mis letras malgastadas?
Quién eres cuando no te puedo conocer?

Eres el que de la madrugada del segundo que acaba de morir, llega a mi sangre sin estribos, a cauterizar las lágrimas que no salen por la luz que opaca mis oídos, para no ver la realidad que os golpea.

Eres algo así como una ardilla verde que vuela por las lagunas que Frida nunca llegó a correr, algo como un bolero con tomate de cacao, o un verso manchado por las frías gotas de sudor del pino azul.

Eres lo que he buscado tener. .

Pero sabes. .
Muy bien. .

Que nuestro presente camina lento, mirando a todos lados, sin miedo a tropiezos, sin nada de palabras, sin sobra de besos, sin ausencias de miradas.

Semestres de años no son nada.

2 comentarios:

G_ J dijo...

Coraza de los mares inciertos, maneja a la orilla de mi mar salado por la sangre que derramaste en mis ojos. Que la poesía no impida el derrame de ansias, a la espera de volver a encontrarte.

G_ J dijo...

Tuve el valor de mirar hacia atrás
Los cadáveres de mis días
Marcan mi camino y les voy llorando
Unos se pudren en las iglesias italianas
O en pequeños bosques de limoneros
Que florecen y fructifican
Al mismo tiempo y en todas las estaciones
Otros días lloraron antes de morir en las tabernas
Donde ardientes ramos rodaban
Ante los ojos de una mulata que inventaba la poesía
Y las rosas de la electricidad se abren aún
En el jardín de mi memoria
Me parece que vivo
que estoy entre los ruidos
que miro las paredes,
que estas manos son mías,
pero quizás me engañe
y paredes y manos
sólo sean recuerdos
de una vida pasada.
He dicho "me parece"
yo no aseguro nada.