miércoles, febrero 02, 2005

El primer y ultimo beso

Para que voy a llamarte, si sé que no me debes contestar.
Para que voy a buscarte , si sé que no debes dejarte encontrar.
Para qué? Se preguntaba ella, mientras que el esclavizado en su propia verdad trataba de defenderse con unas cuantas lágrimas dentro de la mirada más profunda que pudiera demostrarle.
Ella, la que nunca dijo no, la que siempre espero, la que todo perdonó, la que siempre sonríe, se encontraba gritando en su martirizante silencio, no podía hablar, las palabras se le habían escondido y estaba sola, sola con sus ojos y aquella sonrisa que la ha acompañado a lo largo de su vida, y que siempre han hablado por ella.
El, con el amor entre sus manos, intentaba abrazar su cruz, su realidad y su verdad, esa verdad que habría de esconderla detrás del tiempo, de esa verdad que trasformaría sus abrazos en los instantes más cicatrizantes de aquel sentimiento que los había encontrado para con aquel ultimo beso que se dieran, separarlos.
El abrazó su mano, primero la besó con su dulce y melancólica mirada que la estuvieron engalanando todo el tiempo.
Ella, mientras tanto se sentía perdida en lo alto del cielo y en lo profundo de su corazón, y tratando de encontrar sus palabras, se disfrazó de nuevo de aquella sonrisa que encubría una mirada resignante y llena de dolor y alegría a la vez, de esa mirada de la que siempre había descifrado aquella despedida.
El, acercando su mirada cada vez más, posó sus labios, y los encaminó a la distancia corta que unía dos corazones detrás de dos bocas que comenzarían a consumirse poco a poco de la felicidad del momento, de aquel instante imborrable, de donde nada importaba.
Se encontraban ya unidos por sentimientos entreverados pero a la vez complementados por el beso más profundo que pudieran sentir.
No importaba para ellos el mundo, porque en ese momento, ellos eran el mundo.
Sintieron sus labios pertenecerse mutuamente, abrazaron sus entornos sin límites, se fueron al piso las personas, las verdades cerraron su boca, se callaron al fin, el cielo los encubrió con su magnifico viento y el sol los mantuvo seguros dentro de la altura más cercana a la gloria.
En ese preciso instante, sus corazones se tomaron de la mano y partieron sin rumbo alguno, esperando tal vez, encontrase en cualquier soplo de vida.
Fue aquel beso, el que los unió y alejó a la vez, sellaron con el la despedida más estridente y sinfónica que pudieran haber presenciado, de aquel amor inexplicable, de aquel amor lleno de todo lo que no pudo ser.
En este momento el debe encontrase leyendo estas líneas, mientras ella, está viviendo la vida sonrientemente, como siempre.
Ahora están separados, pero en el preciso momento que lean estas letras se unirán otra vez, y quizás sientan las mismas sensaciones, sin ni siquiera saberlo, quien sabe, el tiempo ha pasado, y no ha pasado en vano, aquel sentimiento no se ha estado alimentando, ha estado tan solo nutriéndose de aquellos recuerdos que quedaron enmarcados en el profundo silencio de lo desconocido para el mundo.
De aquellos recuerdos que cobran vida en cada canción y percepción que se hacen para saber que en realidad fue, de esos recuerdos que quedarán por vida, y si la vida no les permite unirse otra vez, pues lo harán en la memoria.
En la memoria que a nadie nos permite olvidar, y que siempre nos hará recordar lo vivido, siempre!
Pase lo que pase, se sienta lo que se sienta, lo vivido, vivido está.
Y eso nadie lo podrá olvidar.
Eso es algo, que en realidad si.... sabemos todos.



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