lunes, mayo 17, 2010

Crónicas de un deseo anunciado.






Es un olor el que penetra mis poros a estas horas

Es un sudor con sabor a jazz que provoca

Son unas manos que ensucian lo casto y virginal

Es un beso de frutilla que me despierta y me hace levantar.


Piernas son sus largas cabelleras

Donde la boca se pierde entre tanto colosal

Es su mano que dé a tantear se entrega

En una oscuridad que muestra en un campanal.


Ojos entre abiertos hacia el sur

Con oscuridad y sombras por el norte

El cerrar de ojos impregna

A este par de gemidos en jauría de locos sin celda.


Y su mano entra por donde no tiene el auxilio

Mientras mi boca aúlla los dolores de mermeladas dulces

El manjar que no prueba mi boca va imperando

Dentro de una nueva ciudad de esperantos.


Sus cuerpos son casi unísonos

Donde la entrega los ha vuelto a ser en estas letras uno solo

Son su paleta de colores dispersos

Que hacen el mezclarlos algo más que un tesoro.


Y vuelven los ojos a unirse en despojos

En medio de cuerpos sudoríparos en pleno otoño

Donde el invierno no es bienvenido

Porque el frio no conoce de esos hondos.


Estos cuerpos míos y tuyos han vuelto a ser uno solo

Mezclando lo mejor de la noche y un bolero

Deshaciendo las manos de a un solo beso

Acudiendo a los recuerdos y sueños para ese te quiero.


El baño va siendo la guarida de los exterminios

Donde las huellas van dejando justicia en las sábanas

En medio de humos del tabaco que exhala

La conversación de sonrisas sonrojadas.


Y es que las ganas no les bastan con un solo suicidio

Donde la muerte aligera un sí se puede siempre

En medio de caricias listas para los aconteceres

De las recobradas energías del sur, allá en esos par de dos gemelos sonrientes.


En esta noche estos cuerpos reinan el cielo

En medio de una imaginación exquisita

Donde las bocas se muerden de a lo lejos

Dejando el calor marchito en cada sonrisa.





Esta historia continuará. . .



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